Mujer de sonrisa constante, de alegría desmedida y carácter comprometido. Así se me presentó Verónica con otras dos amigas en la aventura que vivimos desde el Desierto de Atacama hasta el Salar de Uyuni. Desde los primeros minutos de conversación en la furgoneta, uno se da cuenta de su profundidad como chilena pero, sobre todo, como persona cercana a lo que acontece en su barrio, en su ciudad, en su país. Santiagueña, licenciada en Ciencias Políticas y Gubernamentales, lucha ahora por labrarse un camino dentro de la maquinaria estatal. Sensibilidad y pensamiento aseado moldean su palabra. Disfruten.
¿Qué significa la política en toda su extensión para ti? ¿Por qué te motivó estudiarla profesionalmente?
Para mi, la política más que ser el acto de gobernar o ejercer el poder como piensa la mayoría de las personas actualmente, es la capacidad que tenemos todos los seres humanos de socializar, de relacionarnos con otros. Considero que lo político es muy importante para la humanidad, que quizás después del pensar, es lo que nos separa o distingue de los animales, ya que nos permite organizarnos en comunidad.
La principal motivación para estudiar los fenómenos políticos y sociales, es la importancia que ejerce sobre el quehacer humano. Con una buena política podemos gobernar de buena manera un país, a su vez ello nos permite ofrecer mejores servicios públicos a la ciudadanía, en especial a los de menores recursos quienes son los que los usan con mayor frecuencia.
¿Cómo se vive la política en la sociedad chilena? ¿Hay interés, desinterés?
Lamentablemente, hoy en día, la sociedad chilena se ha visto desilusionada de la política. No existe interés por participar en las votaciones ni tampoco en incidir más allá en los cambios sociales que se viven en el país.
Siento que esto puede ser un fenómeno mundial, que en gran parte del mundo puede que suceda algo similar, que las personas se preocupan de sus intereses individuales más que en los colectivos, que podrían ser representados por la política; es cosa de ver las últimas elecciones en Los Estados Unidos.
En Chile, este desinterés va de la mano con la desinformación. Durante la dictadura de Pinochet (1973-1990), se eliminaron asignaturas como la educación cívica de las escuelas, de igual manera se difundió un discurso que llamaba a no hacerse partícipe de la política, que cada uno se preocupara por el bienestar familiar; entonces las personas comenzaron a dejar en manos de los “políticos” todo lo relacionado con el Estado (esto ligado a un cambio en la figura del mismo, volviéndolo subsidiario), y llegó un momento en que no conocemos nuestra propia institucionalidad, y lo más grave, es que no se presenta interés por conocerla.
¿Cómo se encuentra la realidad política hoy en día según lo que ves?
La realidad política hoy en día se encuentra manchada y marcada por la corrupción. Esto ha agudizado el desinterés de las personas en la misma. Sin embargo, creo que esto es lo que hace que nuestra política siga siendo ultrajada, ya que los ciudadanos no cumplimos con nuestro rol de fiscalizadores.
La realidad política está disminuida, atravesando por una enfermedad que se enfrenta a uno de sus cuadros más agudos. Lo más terrible de esto, es que cada vez nos acercamos más a los gobiernos de “mano dura”, de derecha. No sé qué pueda pasar esta vez con el giro que está dando la política, espero no vivamos nuevamente hechos como los ocurridos durante el siglo XX.
La corrupción tiñe nuestra política, cada vez parece acercarse más a gobiernos de “mano dura” de derecha
¿Qué es lo que más valoras de la misma y lo que menos? ¿Qué echas en falta?
Lo que más valoro de la política es su capacidad de reivindicarse, de superar crisis y de mantener el orden social. Lo que menos valoro, son las personas que se han dedicado a la misma. Son ellos los que han empañado el importante rol que cumple en la sociedad, aumentando el desinterés de la población. Aunque, si lo pensamos bien, esto es lo que ellos buscan, que los ciudadanos no se interesen en la política de tal forma que no les exijan rendición de cuentas.
Echo en falta las conductas de responsabilidad y de amor por la política, el considerarla un medio para el orden y el bienestar social. Echo en falta su protagonismo en la defensa de los más vulnerables.
¿La herencia de la dictadura de Pinochet sigue siendo alargada? ¿Cómo se vivió ese proceso?
Personalmente, creo que la herencia de Pinochet sigue más viva que nunca en Chile. Aún nos gobernamos bajo la constitución política redactada durante la dictadura (1980), claro, con pequeñas modificaciones, pero la misma constitución al fin.
Aún nos regimos bajo un modelo económico neoliberal, aún contamos con un Estado subsidiario que solo actúa en los casos en que se presentan fallas del mercado. Contamos con sistemas de seguridad social que dejan en la pobreza a nuestros pensionados; lo mismo pasa con la salud, en donde si no tienes para pagar, te puede morir esperando atención médica. Caso similar lo representa la educación y la vivienda. Todo lo anterior, herencia del modelo impuesto en Chile durante la década de los 80.
Actualmente, en mi opinión, seguimos en un proceso de transición. En donde poco a poco la juventud vamos exigiendo que se realicen cambios de fondo, cambios profundos al sistema. Luchamos por alcanzar la igualdad, y dejar atrás la herencia de una dictadura que además de agudizar las diferencias sociales, dividió al país. Ya a 27 años de haber “vuelto a la democracia” nos seguimos encontrando con vestigios de la herencia de Pinochet.
¿Existe una conciencia lationamericana? ¿Cómo es la relación con vuestros vecinos?
Creo que son las nuevas generaciones las que están desarrollando una conciencia latinoamericana. Somos los más jóvenes los que estamos dispuestos a dar una salida soberana al mar a nuestros vecinos de Bolivia, los que estamos dispuestos a convivir con nuestros hermanos peruanos, los que estamos dispuestos a hacer de Chile un país multicultural, los que estamos dispuesto a abrir las puertas de nuestro país a los migrantes latinoamericanos.
Nuestros abuelos y padres, quienes vivieron y crecieron durante la dictadura de Pinochet y el recuerdo latente de la Guerra del Pacífico, aun guardan ciertos resquemores hacia nuestros países vecinos. Es común escuchar en ellos comentarios negativos hacia ciudadanos de países latinoamericanos, viven en una constante oda a lo anglosajón, a lo europeo. En Chile no es lo mismo que llegue un migrante “gringo” a que llegue un colombiano, el primero es visto como alguien que viene a aportar al país, mientras que el segundo es quien viene a aumentar las tasas de delincuencia.
En lo político, se ha dado una relación de hostilidad, acentuada por las recientes demandas de Perú y Bolivia en la Corte de la Haya; lo que genera a su vez mayores comentarios y sentimientos contrarios hacia nuestros vecinos.
Los europeos o estadounidenses se ven como aportación a nuestra economía, mientras que a los latinos los observan mayormente como delincuentes
¿Sobre los mapuches y los rapa nuis, estas comunidades aparentemente diferente dentro del país, ¿Cómo se les trata? ¿Cómo coexisten?
En realidad, los Rapa Nuis no son discriminados en general, cosa que ha sido favorecida por su lejanía al “continente”. Sin embargo, el Estado chileno es ineficiente en reconocer su cultura, sus tradiciones y en brindar servicios de calidad en la Isla. Durante el año pasado, tuve la suerte de conocer la Isla de Pascua o Rapanui, ahí evidencié que en la Isla no existen médicos especialistas, las mujeres deben viajar al continente para dar a luz y esperar los operativos de las fuerzas armadas para recibir atención médica especializada. También viven un constante desabastecimiento, lo que genera que el valor de los bienes y servicios sean altos en la Isla.
En cuanto a los Mapuches, ellos han vivido la peor parte del Estado. Primero sus tierras fueron usurpadas, ellos relegados a un poco extenso territorio (la Araucanía). Hoy en día, los Mapuches están exigiendo sus derechos, y son violentamente reprimidos por el Estado chileno representado por sus fuerzas policiales, se crean rumores de atentados mapuche hacia las empresas forestales, rumores que solo buscan clasificar de terrorismo la lucha que lleva el Pueblo Mapuche, con el fin de buscar apoyo del chileno medio.
El Estado ha resultado ineficiente en dar respuesta a ambos pueblos, cosas tales como el sistema de salud no respeta creencias y tradiciones tan importantes para ellos. Espero que con el pasar del tiempo esta situación cambie, que los chilenos entendamos la importancia de reconocer a la nación Mapuche y a la nación Rapanui.
¿Cómo te ves a ti y al país dentro de 5-10 años?
La verdad es que pensando en mi, me veo trabajando en el Estado, aportando un pequeño grano de arena en la mejora de los servicios entregados a la sociedad.
Debo ser realista, en un plazo de 10 años, es muy poco probable que como país alcancemos o formalicemos los cambios que exigimos hoy en día. Espero que la salud esté mejor para ese entonces, que nuestros adultos mayores puedan retirarse de sus trabajos con pensiones dignas que les permitan vivir de buena manera sus últimos años. Que los jóvenes y no tan jóvenes puedan cumplir sus sueños a través de la educación gratuita y de calidad. Que mis hijos no deban estar preocupados por si es que sus padres les alcanza para cubrir los gastos de la casa y además pagarles la escuela o la universidad.
Espero que mis padres no deban esperar horas para recibir atención primaria de salud, ni menos deban morir esperando una operación o algún tratamiento médico.
¿La globalización ha ayudado a crecer al país o todo lo contrario? ¿Cómo vives este proceso?
Seriamente creo que la globalización si ha sido un proceso beneficioso, desde el punto de vista económico, para el país; sin embargo, desde el punto de vista ambiental, no lo ha sido para nada. Día a día vemos cómo se explotan los recursos naturales, se ensucian nuestros ríos y nuestro mar.
Vivimos en ciudades cada día más contaminadas, por el afán incesante de los empresarios de conseguir mayores ganancias. Este proceso lo vivo de una manera más bien alejada, si bien gracias a la globalización, tengo mayor acceso a la información, si vivo los efectos generados por la misma. Cambios en las conductas sociales, mayor apego a lo impersonal, altos niveles de contaminación, etc.