Perdido en la maraña de calles montevideanas, acompañado por un quijotesco amigo medio canadiense, medio chileno, nos encontrábamos con desiertos convertidos en calles que acaban por derretirse al sol que más calienta. Las puertas de su taller se encontraban abiertas de par en par mientras ella departía con un amigo de toda la vida, experto en el arte militar del país. Como dignos jóvenes insolentes, dimos un golpe de estado, interrumpimos irrespetuosamente su conversación, y ella, para no ser menos, sacudió nuestras telarañas en una tediosa jornada que presumía terminar en suicidio colectivo. Liliana, de mirada tostada y alma tímida, era y es su nombre y seguramente no nos esperaba. Como tampoco esperábamos nosotros colarnos entre los cristales de su vida. Esto que leerán a continuación es lo que pasó entre medias. Creo que ninguno salió hecho añicos.

Cuéntame de dónde nace tu pasión por las artes y concretamente por el vidrio.
Mis padres desde pequeños nos inculcaban a mí y a mis cuatro hermanos, las manualidades y el dibujo. Más tarde, nos enviaron a la escuela de arte de mi ciudad de origen (Florida). Sin embargo, yo fui a la que más le marco todo esto, prosiguiendo mis estudios en este ámbito. También me acuerdo cuando visité la catedral con mis padres, descubriendo los primeros vitrales, observe su colorido las diferentes pinturas en ellos, que hizo que me apasionara súbitamente. Luego, una profesora que tuve de Historia del Arte hizo que renaciera esta pasión, que hasta el día de hoy… !Es la más grande en mi vida!!

¿Cuál ha sido más o menos tu trayectoria hasta que creasteis el taller en el que estás ahora?
Estando radicada en mi ciudad de origen, no tenía muchas posibilidades para aprender con profesores esta técnica, así que compre manuales por Internet, y cuando ya los había estudiado bastante, tuve un problema con mi salud, que hizo que me decidiera a hacer lo que yo sentía que me llenaba. Para ello, compré las herramientas, y al no tener vidrios comencé por lo más difícil, para muchos y mi diversión principal, cortar vidrios curvos, de botellas, damajuanas, envases varios, y formar con la técnica tiffany una especie de esculturas, pero en cristal.
Luego, tomé un curso en Montevideo, en un taller de vitralistas, en el que luego, pasé a dar clases también, y trabajar con ellos. Hasta que hace un año, llegó un extranjero que apostó en mí, hoy día mi socio, que me conoció a través de su marido que tomaba cursos donde yo trabajaba, y me propuso formar este taller llamado “La Vitraleria”. Nuestro objetivo es fomentar el arte en vidrio, con cursos para todas las edades, destacando que nada es imposible, que sólo hay que buscar la manera de hacerlo…

¿Cómo es un día en tu jornada laboral? ¿Qué metodología de trabajo sigues?
Por lo general muy desestresante. Al llegar, preparar un mate, luego poner todo a punto en el taller para recibir a los alumnos, los cuales se quedan durante dos o tres horas, y entre mates y explicaciones e ideas, van realizando sus piezas. Cuando ellos se retiran yo me dedico a atender al público, aunque si tenemos alguna restauración en curso, nos dedicamos a ella con mucha paciencia e intentando ser lo más fieles posible al autor.
A veces tomo un tiempo para crear obras propias. Lo ideal en un taller de estas características es no prometer algo con plazos cortos, para no tener que sentirnos presionados por terminarlo en tiempo, si no por el contrario, tomarnos nuestro tiempo para disfrutarlo a cada instante.

¿Cuánto se tarda en hacer cada obra? ¿Cuál es el cliente potencial que buscais?
Hay obras que pueden tardar un día, y otras las más llamativas llevan meses.
Nuestro público es variado, desde la compra rápida de poco monto, que no por ser económica deja de marcar innovación(emoticones, imanes, ceniceros, etc). Sobre todo, adquiridos por turistas como por compatriotas.
Tenemos público más exquisito a su vez que prefieren adquirir una obra de arte que llame la atención, diferente. Ahí tenemos hoy, la obra llamada LAS MANOS, realizada con cinta de cobre en técnica tiffany pero con la particularidad de utilizar vidrios que se reciclan, como botellas. El proceso de hacerlas lleva aproximadamente diez días de trabajo. Hemos observado que los extranjeros valoran más lo artesanal y artístico de estas piezas.
Las restauraciones y/o creación de ventanas cuando conversamos con el cliente para saber si desea imitar, crear o innovar, tratamos de hacerlas al gusto del público.

¿Se puede vivir de ello? ¿Cómo ayuda el Estado a este tipo de artes si es que lo hace?
Me gustaría vivir sin apremios económicos pero Uruguay es una plaza pequeña y no es tan fácil. El estado no ayuda a este tipo de arte, a mi juicio se olvido de él. El público uruguayo muchas veces no sabe que en la actualidad aún se pueden realizar obras de igual manera que los cánones antiguos o se puede hacer algo moderno con técnica antigua.

¿Cuál es el proyecto que mas ilusión te hace? ¿Cómo te ves en diez años?
Estoy haciendo un ser humano todo con reciclaje de vidrio (botellas, damajuanas, frascos, etc). Dentro de diez años continuaré con esta pasión, me gustaría en el mismo ámbito laboral pero la inestabilidad económica puede hacer que esté trabajando en otra cosa. Aunque mi pasión continuará como hobby.

¿Crees que la cultura o las artes plásticas pueden influir en el desarrollo de una sociedad, especialmente con los más jóvenes?
Sí, las artes plásticas ya sea como pasatiempo o como profesional crean un ser humano sensible. Esta sensibilidad creativa hace que el adulto, joven o niño pueda entregarse luego a su rutina diaria y cansado de ella, regresar a su esparcimiento haciendo que el espíritu tome fuerza para volver a la rutina.

¿Cómo definirías en cuatro palabras a tu país, Uruguay y a sus gentes? y, finalmente, si tú te ves reflejada en esas palabras.
Somos prejuciosos, analíticos, tolerantes y sensibles. De estos cuatro adjetivos, no me encuentro identificada con la primera, ya que nací en una ciudad pequeña y en una familia donde todos los seres humanos estábamos juntos, no importando ni la raza, ni el credo ni su posición económica.

Si se quedaron con ganas de ahondar más en su labor, o quizá no resisten la tentación de acristalar algo en su vida, no duden en consultar su página en Facebook.

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